04 Oct

Una de las cuestiones centrales que atraviesan a todos los embarazos son los cambios hormonales y físicos que atraviesan las madres. Entre los más imponentes a la vista se puede mencionar a la guata, pechos y los pies.


El crecimiento de los pies resulta un tema de debate en reiteradas oportunidades ya que hay muchos que le restan importancia, pero la realidad es que afecta a la mayoría de las mujeres y de diferentes formas durante el período de gestación.



Las mujeres embarazadas tienen que enfrentarse a la hinchazón por retención de líquidos, ensanchamiento y aplanamiento de pie. Como consecuencia es común escuchar que durante el final del embarazo a la mujer no le entran los calzados que utiliza habitualmente. Esto genera fastidio y malestar en un momento clave.


Los especialistas aseguran que el edema ocurre cuando se termina acumulando demasiado líquido en los tejidos, algo que es normal durante el embarazo y que se traduce en diversos grados de hinchazón.


El útero se vuelve cada vez más grande ejerciendo presión en las venas pélvicas y en la vena cava. La presión del útero hace que la sangre que vuelve de las piernas hacia el corazón circule de forma lenta y además que el fluido de las venas se retenga en los tejidos de los pies y tobillos. En los últimos tres meses de embarazo, cuando el crecimiento uterino es más evidente, la complicación se termina por manifestar en todo su esplendor.

Por otro lado, para explicar este fenómeno hay que hacer referencia a la relaxina como otro de los motivos principales del aumento exponencial de las dimensiones de los pies. Se trata de una hormona que es producida por el cuerpo lúteo del ovario y por la placenta durante el embarazo. Está íntimamente relacionada con la elasticidad muscular de cara al parto teniendo en cuenta que ayuda a suavizar las contracciones espontáneas del útero.


Según los especialistas, la relaxina es una hormona que durante el embarazo puede alcanzar puntos elevados que favorece a que el bebé se desarrolle de forma adecuada. A su vez hace más elásticos los ligamentos de las articulaciones de la pelvis. Básicamente esta es la razón por la que el cóccix se puede desplazar hacia atrás durante el parto y la pelvis tiene capacidad para abrirse. Este proceso natural también afecta a otras zonas del cuerpo, como por ejemplo los pies.

 
De esta manera es posible desterrar el mito de que la retención de líquidos es la única causa del crecimiento de los pies en las mujeres durante el embarazo. La relaxina viene a quedarse con otro lugar a la hora de contabilizar las razones de este fenómeno que atraviesan las madres que esperan a su guagua.


Cabe destacar que el hecho de que la relaxina sea una de las razones por la que cambian su tamaño los pies también explica por qué es habitual que en muchas mujeres el cambio se mantenga de manera permanente ya que la relajación que produce en las articulaciones no tiene por qué recuperarse del todo.


 
La forma más habitual en la que se manifiesta esta hormona es en el aplanado del arco plantar. Básicamente esto provoca que se relajen los ligamentos del pie, haciendo que el arco plantar baje un poco y el pie se vuelva un poco más grande.

 
Es necesario aclarar que el cambio de tamaño en los pies durante el embarazo no se concreta en todas las mujeres y que si bien en la mayoría de los casos introduce cambios permanentes, esto no es taxativo. En aquellos casos en los que la mujer recupera el tamaño original de sus pies se concreta con el correr de los meses.


Estos son los cinco problemas más frecuentes en los pies durante el embarazo


Dolor plantar


Los cambios de peso y el centro de gravedad se ubican entre las primeras causas de dolor en la planta del pie de la embarazada.Como las caderas comienzan a rotarse y a abrirse, la superficie del apoyo varía generando una mayor presión en los talones lo que obliga a caminar de una forma diferente generando nuevas molestias.


Es más que importante tratar este problema a tiempo ya que se puede convertir en un dolor crónico con un trastorno biomecánico para la paciente.


Hinchazón de pies


Otro de los problemas más frecuentes en el período de gestación es la hinchazón de pies. Como mencionamos anteriormente este se puede producir por la retención de líquidos y la relaxina. Un dato a tener en cuenta es que este problema aumenta de forma significativa en épocas de calor y también cuando la mujer permanece en una misma posición durante mucho tiempo.


Uña encarnada


La uña encarnada u onicocriptosis podría calificarse como una consecuencia de la hinchazón de pies ya que esto provoca que la retención e inflamación del pie pueda generar que la uña se encarne en el contorno. En el caso de que esto suceda es más que importante acudir al podólogo para poder evitar que el problema se agrave.


Mucha sudoración y dolor de pies


El exceso de sudoración o hiperhidrosis en el embarazo suele generarse debido a múltiples razones: desequilibrios hormonales provocados por una incorrecta regulación de la humedad en el pie; mala circulación que provoca un aumento de temperatura corporal y también la retención de líquidos. La conjunción de estas situaciones hace que el pie tenga una sudoración excesiva.


Sequedad y grieta en los talones


Otro de los problemas comunes durante el embarazo es la sequedad de los pies. Esto ocurre por la pérdida de fluidos corporales ya que el bebé necesita hidratarse. La realidad es que no tenemos que dejar que nuestra piel se seque tanto como para formarse grietas y en el caso de que ya estés sufriendo esta lesión es muy importante que acudas a un podólogo.

Técnicas para evitar problemas con tus pies durante el embarazo


Lo primero que hay que saber es que cuidar los pies de la embarazada es cuidar la salud integral, es decir que no se trata de un problema al que se le puede restar importancia. A continuación te dejamos 10 consejos que te pueden ser muy útiles para que tus problemas no pasen a mayores.



1. Lavarse los pies todos los días y secarlos de forma metódica, fundamentalmente entre los dedos.
2. Se recomienda darse duchas de contraste de agua fría y agua caliente. También es una buena opción tomar baños con agua templada y sal.
3. Es importante mantenerse en movimiento para alejarse completamente del sedentarismo. Lo ideal es practicar haciendo un ejercicio ligero y pasear para poder mejorar la circulación sanguínea.
4. Debes evitar estar mucho tiempo en la misma posición tanto de pie como sentado. Con esto va a mejorar la retención de líquidos y por consecuencia va a descender la hinchazón de pies y tobillos.
5. Puedes hidratar tus pies con cremas específicas para ganarle a la sequedad y las grietas en los talones. Este punto es fundamental para tener unos pies sanos en el embarazo.
6. Elegir un calzado adecuado priorizando la comodidad por sobre la estética. Es importante que sea amplio con contrafuerte para poder lograr una mayor sujeción del tobillo y con apoyo en el arco plantar.
7. Controlar la dieta también puede ayudar a evitar grandes problemas ya que el peso es uno de los factores que más afectan a nuestros pies y a la salud del bebé.
8. Es necesario evitar exponerse mucho tiempo al sol o a una fuente que emana calor de forma directa.
9. Unos buenos masajes en los pies y en las piernas favorece la circulación de la sangre. En el caso de que no puedas hacerlo de manera autónoma, pide ayuda.
10. Una opción recomendable es realizarte un estudio biomecánico de la pisada. Esta evaluación permitirá identificar qué partes están sobrecargadas. Con un tratamiento de plantillas personalizadas se pueden equiparar las cargas y puedes evitar que el dolor se extienda hacia la región posterior de las piernas.
11. Otra técnica recomendable es liberar la tensión de la musculatura plantar. Puedes pisar descalza una pelota de tenis y hacerla rodar por toda la planta del pie durante un lapso de tres a cinco minutos. Se trata de una práctica muy relajante y beneficiosa para el retorno venoso.
12. Utilizar medias especiales también puede ser de gran ayuda. Actualmente se ofrecen medias de compresión específicas que favorecen al sistema flevolinfatico. Pueden repercutir sobre el retorno de la sangre y la acumulación de líquidos.


Si bien la hinchazón de piernas y tobillos es un fenómeno propio de cualquier embarazo, es necesario que estés atenta en el caso de que se produzcan algunos síntomas adicionales como los dolores intensos en la pantorrilla o el muslo, hinchazón en la cara y manos, coágulos o cuando el volumen de una pierna es mucha más grande que la otra. En estos estos casos se recomienda acudir a un médico rápidamente para realizarse las revisiones pertinentes.




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