26 Jan

La ovulación es el proceso que atraviesa la mujer en la liberación del óvulo. El ovario libera el óvulo cuando está maduro y esto suele coincidir con la mitad del ciclo menstrual de la mujer. Luego se dirige a las trompas de Falopio con el objetivo de ser fecundado.


Lo primero que hay que saber cómo es el proceso de ovulación, es que las mujeres con menstruaciones regulares suelen tener ciclos de 28 días, por lo que el día de liberación del óvulo es el día 14 del ciclo menstrual. Mientras que los días más fértiles suelen oscilar entre 3 y 5 días anteriores y posteriores a la ovulación.


En el caso de períodos irregulares, el día de ovulación puede variar entre los días 12 y 16 del ciclo. Es por esa razón que se hace necesario conocer cuántos días dura tu ciclo. Hay que destacar que existen diferentes métodos y calculadoras de ovulación para conocer al detalle los días fértiles, pero el método más fiable es controlar durante algunos meses qué día te baja el periodo y contar así la duración de tu ciclo.


Una vez que conoces la fecha de tu ovulación y tus días fértiles, existen algunos síntomas que te van a indicar si efectivamente estás ovulando o sufres anovulación. Esta última situación se da cuando el ovario de la mujer no libera el óvulo maduro hacia las trompas de Falopio, impidiendo así su fecundación.


Cabe destacar que el proceso de ovulación provoca en la mujer una serie de síntomas que ayudarán a detectar si efectivamente está ovulando. Estos pueden ir variando en intensidad y en extensión dependiendo de cada caso.


- Cambios en el flujo vaginal: éste se vuelve más fértil cuando el flujo se vuelve claro, resbaladizo y elástico
- Aumento de la temperatura corporal: en la ovulación la temperatura aumenta 0,1 a 0,5 grados
- Malestares en el vientre
- Dolor en las mamas
- Cambio en las secreciones vaginales (moco cervical): en momentos previos a la ovulación puedes notar un aumento de las secreciones vaginales transparentes, húmedas y gomosas. Momentos después de la ovulación, el moco cervical va a disminuir y se vuelve más espeso, turbio y menos notable.
- Cambios en la temperatura basal: durante la ovulación, la temperatura corporal en reposo suele aumentar levemente. Al usar un termómetro específicamente diseñado para medir la temperatura basal, te puedes tomar la temperatura cada mañana antes de salir de la cama. Se recomienda registrar los resultados y buscar un patrón de conducta. De esta manera puedes ser más fértil durante los dos o tres días anteriores al aumento de temperatura. 

Si la idea de la pareja es concebir un hijo, hay que tener en cuenta que las posibilidades de embarazo se incrementan cuando se tiene relaciones sexuales regularmente cinco días antes y el día después de la ovulación. Esto sin dudas va a mejorar las posibilidades de llegar al objetivo.


El esperma puede vivir dentro del aparato reproductor femenino hasta cinco días después de las relaciones sexuales bajo las condiciones adecuadas. Lo que hay que tener en cuenta es que hay mayores posibilidades de un embarazo cuando hay esperma vivo en las trompas de Falopio durante la ovulación.


¿Hay posibilidades de tener la regla y no ovular?


Los profesionales de la salud señalan que si la ovulación no ocurrió en el ciclo menstrual, técnicamente no debería ocurrir la menstruación. En este sentido hay que señalar que la menstruación es el sangrado que las mujeres tienen cuando el óvulo no fue fecundado. En ese caso el endometrio que estaba listo para recibirlo es expulsado mediante la menstruación.


Sin embargo, es importante aclarar que sí hay casos en los que se pueden presentar sangrados sin haber ovulado. Eso generalmente da la sensación de ser un período menstrual sin realmente serlo. La razón por la que sucede esto es que el endometrio sigue creciendo y llega al punto en el que se vuelve tan grueso que ya no puede sostenerse por sí mismo y es expulsado.


La conexión entre el cerebro, las hormonas y la ovulación


La conexión que suele existir entre el cerebro y los ovarios, que son los que controlan el desarrollo de los folículos y la ovulación, se llama eje hipotálamo-hipofisario. Este binomio actúa de diferentes maneras en diversas instancias.


Lo que pasa antes de la ovulación: A lo largo del ciclo de la mujer, el cerebro produce ráfagas continuas de la hormona estimulante del folículo (FSH). La FSH estimula los folículos para que se desarrollen y los folículos producen estrógeno cuando se están desarrollando.
En tanto, cuando el folículo dominante crece, esto ocurre entre los días seis y nueve del ciclo, los niveles de estrógeno se disparan.


El momento de la liberación: En el momento en que el nivel de estrógeno alcanza su punto máximo, el óvulo ya está listo para ser liberado. De esa forma, el cerebro genera un pico de la hormona luteinizante que finalmente desencadena la ovulación.


La liberación del óvulo del folículo suele ocurrir cerca de las 24 horas. Para comprender el proceso, hay que señalar que el folículo usa enzimas para degradar su propia pared y hacer una abertura. Esto termina permitiendo que el óvulo salga de su interior.


Habitualmente en la entrada de la trompa de Falopio, una estructura parecida a un dedo se hincha con sangre. Esta es la encargada de conducir al óvulo dentro de la trompa. Mientras esto sucede, el óvulo también puede sufrir cambios con el fin de prepararse para una posible fertilización.


Después de la liberación: En esta instancia hay que remarcar que el óvulo va en camino, pero el trabajo del folículo aún no termina. La hormona luteinizante tiene la capacidad de transformar el gran folículo productor de estrógeno en una máquina de hacer progesterona.


El nuevo productor de progesterona, que sigue produciendo estrógeno, se denomina cuerpo lúteo, o “cuerpo amarillo”. En cada ciclo menstrual en el que ocurre la ovulación, se desarrolla un nuevo cuerpo lúteo. Eso sí, en el caso de que la ovulación no suceda, la mujer no va a experimentar ese pico de progesterona.


En cambio, si la fertilización del óvulo por un espermatozoide y la implantación en el recubrimiento uterino no ocurren, luego de viajar durante varios días por la tropa de Falopio, el cuerpo lúteo ya comienza a degradarse y los niveles hormonales caen.

 
Momentos después de la ovulación, los niveles de estrógeno disminuyen progresivamente antes de que la progesterona comience a aumentar. En el caso de que no haya ninguna señal hormonal que indique que ha comenzado el embarazo, los niveles hormonales comienzan a bajar a la mitad de la fase lútea. De esa manera se termina por desencadenar el periodo.


La ovulación está lejos de la exactitud



Muchas mujeres intentan comprender el proceso de ovulación para luego “dominarlo”. Sin embargo, lo que hay que tener presente es que la ovulación no es un reloj. Cualquier factor que afecte la producción de hormonas en el cerebro puede tener incidencia sobre la ovulación.


Hay factores externos o internos, como puede ser el estrés, la dieta o cambios en la rutina diaria de ejercicios, que pueden hacer que tu ovulación se mueva unos días antes o después. En esa misma línea hay que resaltar que el periodo también puede ser más ligero o más fuerte.


Esto se traduce en que la duración de la ovulación puede variar con frecuencia en diferentes ciclos. En el caso de que sepas la duración de la lútea, puedes contar en reversa para calcular aproximadamente cuando ovulaste. Hay que comprender que los cambios en la duración del ciclo usualmente se pueden identificar en la fase folicular, que es la contempla el tiempo que toma el folículo en llegar al punto de ovulación.


Es más que común no ovular con frecuencia cuando la mujer apenas está empezando a menstruar. Y también es común tener una ovulación irregular justo después del embarazo, durante la lactancia o los años que anteceden a la menopausia.


Los especialistas concluyen que no ovular de vez en cuando no tiene que ser necesariamente una causa de preocupación. Se puede hablar de un riesgo grave para la salud solo si esta situación se repite con frecuencia o si se detiene por completo y la mujer no recibe hormonas.

Hay que comprender que el proceso de ovulación aporta al cuerpo los niveles necesarios de estrógeno y progesterona. Estas dos hormonas tienen un papel que va más allá de la fertilidad ya que afectan la densidad de los huesos, la salud cardíaca, metabolismo, calidad de sueño, salud mental, entre otros. Es por eso que siempre se resalta que tener una cantidad suficiente de estas hormonas es más que importante.

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